La biodiversidad en el suelo: estudio de caso en la Sierra de Santa Marta (Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas)

Introducción (segmento)

La biodiversidad en el ecosistema suelo, a pesar de
su riqueza ha sido poco estudiada, ya que por ser un
ambiente compacto y opaco se ha dificultado trabajar
en él. El suelo no es solamente la parte física en
donde se anclan y crecen las raíces de las plantas, ni
sólo el sitio donde muchos animales tienen sus
madrigueras. Actualmente, el avance en las técnicas
analíticas ha permitido mostrar qué tan vivo y dinámico
es el suelo. Se ha tratado, también, de correlacionar
la biodiversidad que está arriba del suelo y la
que está abajo; hasta la fecha no se ha logrado obtener
conclusiones claras debido a la falta de evidencias
y al hecho de que los efectos de la biodiversidad
del suelo sobre la productividad de las plantas, composición
y diversidad, dependen de las condiciones
particulares de cada ambiente (Wardle et al., 2004).
En los ecosistemas terrestres la energía es capturada
por las plantas a través de la fotosíntesis y es
utilizada para respirar, como para formar su biomasa.
La contraparte de este proceso es la descomposición
de la materia orgánica (Heal et al., 1997).
Ésta permite, por un lado, que se reciclen los
nutrientes, generando moléculas sencillas para ser
absorbidas de nuevo por las plantas y, por otro lado,
que se convierta en humus, el cual es una forma
estable de la materia orgánica que funciona como
alimento para los habitantes del suelo y como reservorio
de nutrientes, mismo que se libera lentamente
para las plantas (figura 1). Además, la materia orgánica
también contribuye a la estructura del suelo,
secuestra el bióxido de carbono, retiene los nutrientes
y el agua, ayuda a amortiguar los cambios de
temperatura, la erosión y compactación (Labrador-
Moreno, 1996). De manera general aumenta la resilencia
del suelo (Kay y Angers, 2000).

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